(7) De lo anterior se desprende que la vida emocional es lo que más nos aproxima a eso que, desde siempre, se ha llamado felicidad; pero también a su opuesto: la imposibilidad de alcanzarla.
El imperativo de ser feliz no es tarea de la psicología; por el contrario, lo son el dolor, la muerte, la sexualidad, la tristeza, la depresión y la hipocondría. Ahora bien, la psicología operaría para hacerla posible, pues gracias a ella aprendemos sobre nosotros mismos y nuestra verdad; es decir, aquello que nos constituye y nos permitiría, por ejemplo, asumir o cuestionar la exigencia de felicidad.
(8) Por lo psíquico recuperamos el ser humano, la subjetividad, lo más particular que habita en nosotros. No somos objetos como las máquinas o la inteligencia artificial ─que son más eficientes que los seres humanos─, sino sujetos por el lenguaje con historias propias, incluso, desde antes de nacer. Sujetos apalabrados de lenguaje. Esto es, de voces, sonidos, fonemas, que nos han conformado hasta hoy, como así también, nos han enfermado.
La palabra, como entidad psíquica, produce daños |
(9) Todas estas observaciones se relacionan también con la
psicopatología, que es la ciencia que estudia la vida psíquica dañada, es decir, la vida sufriente, por lo tanto, anormal. Ahora bien, ¿en qué se diferencia de la psicología? ¿Cuál es la diferencia entre psicología y psicopatología? Básicamente, en que la psicología estudia el fenómeno subjetivo sin depender de la norma clasificatoria objetiva. En cambio, la psicopatología se presenta como aliada de la medicina psiquiátrica.
(10) Etimológicamente psicología y psicopatología derivan de las voces griegas "psique" que significa alma; y "pathos": sufrimiento, enfermedad, y "logos": conocimiento. Ahora bien, cuando empleamos estos conceptos como las construcciones fractales, hablamos de salud mental.
(11) Recuperar la subjetividad es la libertad de llegar a ser uno mismo en esta vida; es decir, amar y trabajar. A partir de esto, la protección del ser se convierte en algo opuesto (o distinto) al discurso del Otro. El Otro es el discurso que nos ha determinado, es quien nos impone cómo debemos ser, hacer o decir; en la actualidad, la Internet se ha convertido en
el Gran Otro.
(12) Entonces, ¿qué puede hacer la psicología? ¿En qué consiste esta empresa? ¿Cómo interviene? ¿Y cuál sería el beneficio de este tipo de tratamiento en términos de cura o salud mental?
(13) La tarea de la Psicologia es tratar a quien
SUFRE por:
a) causa de Otros (por daño de los demás),
b) adaptaciones o sobreadaptaciones al medio,
c) el (o los) fracaso(s), es decir la frustración,
d) trastornos (causas orgánicas),
e) la falta de los procesos mentales tales como la percepción,
f) la atención, la memoria, el pensamiento, la conciencia,
g) la escasez de comunicación,
h) lograr el placer a corto plazo,
i) eso que duele,
j) los consumos excesivos,
k) el desmantelamiento del propio “yo”,
l) hechos traumáticos (pérdida del trabajo, muertes cercanas),
m) decisiones alocadas,
ñ) …
y seguidamente a ese
SUFRIMIENTO, aquí y ahora, es decir, al instante de producirse el vínculo: paciente/psicólogo, los efectos terapéuticos -en orden a la curación- empiezan a suscitar
el alivio.
(14) De la misma forma que tenemos una historia de padecimiento, no hay pues para ello una sola psicología, sino diversas corrientes o líneas teóricas. Y dentro de cada una, cada psicología instrumenta sus propias herramientas teóricas (conceptos), como por ejemplo las tiene:
I. El conductismo
II. Las terapias cognitivas comportamentales
III. Las sistémicas
IV. La psicología evolutiva
V. La psicología experimental
VI. La psicología laboral
VII. La psicología militar
VIII. El psicoanálisis
IX.   Muchísimas otras ramas más
(15) En efecto, la psicología no se ocupa de la normalización de los síntomas del que sufre, sino que trabaja con ellos. No elimina el síntoma, sino que lo utiliza como brújula, guía y orientación, siendo el camino hacia su solución. Un ejemplo de esto es uno de los síntomas más recurrentes y evidentes de la época actual:
la falta de madurez, la eterna infancia del que no muere.
(16) Teniendo en cuenta que alcanzar
la madurez es un trabajo, una operación psíquica que
se adquiere mediante sesiones de psicoanálisis, la llegada a la adultez sería el logro de este proceso, dado que no es algo innato del sujeto.
(17) En mi práctica y experiencia clínica, he podido comprobar cómo muchos adultos (sin distinción de género) siguen atrapados, imposibilitados e incluso
carecen de recursos psíquicos debido a la inmadurez que los habita. De conductas que, aunque parecen normales y las vemos a diario, se traducen en sobreadaptación, como el temor, la pereza, el esfuerzo extremo, los excesos de todo tipo, la ausencia de palabras, la des-subjetivización o, lo que es lo mismo, la muerte subjetiva. Entonces,
¿qué hacer al respecto?
(18) Son las palabras y los fonemas que emergen entre el psicólogo y el paciente las que permiten al sufriente descifrar su ser. El habla, la comunicación, los signos son los medios a través de los cuales se logran estos
avances psi, lo que, en consecuencia, facilita el crecimiento, la comunicación y la interrelación con los otros.
(19) En definitiva, es gracias a la psicología que permite al sujeto alcanzar la mayoría de edad, ser productivo, amar, en resumidas cuentas, ser en el mundo.
Esto no es otra cosa que recuperar la capacidad de desear.
(20) El Otro (el más próximo, el prójimo), al igual que las habladurías y etiquetas, constituye el material que nos enferma; muchas veces nos determina y otras nos estigmatiza. Estas voces de uso común —como la publicidad, la avidez por las novedades y la obsesión por tenerlo todo— son formas impuestas por el mercado capitalista que, poco a poco y sin que nos demos cuenta, nos van haciendo perder la salud.
(21) Frente a esto, la psicología de orientación psicoanalítica es la única ciencia capaz de brindar una respuesta y ofrecer una vía de solución al sujeto para que pueda desprenderse de esos patrones biológicos o mandatos que se repiten en los miembros de la especie humana.