Ciencia que estudia la vida de los signos dentro de lo social, es decir, en donde habitamos, en qué consisten y cuáles son las leyes que los gobiernan.
La semiología del Filósofo Roland Barthes: signos, mitos y sentidos culturales
La SEMIOLOGÍA, tal como la define R. Barthes siguiendo a Ferdinand de Saussure, es “una ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social”1. Esta afirmación inaugura una mirada que trasciende el análisis puramente lingüístico, para pensar el modo en que los signos —sean palabras, imágenes, gestos u objetos— organizan y estructuran el sentido en contextos culturales e históricos determinados.
A diferencia de la semiótica desarrollada en el ámbito anglosajón, como la de Charles S. Peirce, centrada en la lógica y la representación, la semiología de tradición europea y latinoamericana (a veces denominada “Eurolatina”) adopta un enfoque más textual y cultural. En este marco, Barthes se convierte en una figura central al proponer una lectura crítica del lenguaje y de los signos como construcciones sociales atravesadas por la ideología.
Signo, significante y significado
Siguiendo la propuesta estructuralista de Saussure, Barthes concibe al signo como una unidad compuesta por dos elementos inseparables: el significante —la forma material del signo, como una palabra o una imagen— y el significado —el concepto o idea asociado a esa forma2. Esta relación es arbitraria, es decir, no existe un vínculo natural entre la forma y el concepto.
Sin embargo, Barthes introduce una segunda dimensión de significación: el mito. El signo no se agota en su primera función denotativa, sino que puede convertirse en significante de un segundo nivel de lectura. Este segundo nivel es el terreno del mito, entendido no como relato tradicional, sino como un mecanismo cultural que transforma un contenido histórico en algo que aparece como natural3.
El mito como segundo sistema semiótico
En Mitologías (1957), Barthes analiza objetos cotidianos del mundo occidental —el vino, el automóvil, la lucha libre— para mostrar cómo adquieren una carga simbólica que opera como ideología encubierta. A través de este análisis, Barthes revela que detrás de lo aparentemente banal se esconde una red compleja de significaciones políticas y sociales.
Por ejemplo, una imagen de un soldado francés negro saludando a la bandera puede, en un primer nivel, denotar simplemente ese gesto (significante + significado = signo). Sin embargo, ese signo se convierte a su vez en significante de un nuevo significado: el mito de una Francia inclusiva, fraterna y universalista4. Lo ideológico se presenta así bajo la forma de lo evidente.
Denotación y connotación
Otro concepto clave en la semiología barthesiana es la distinción entre denotación y connotación. La denotación remite al significado literal y directo de un signo, mientras que la connotación refiere a los sentidos secundarios, emocionales, culturales o simbólicos asociados al mismo. Así, una flor puede denotar “una planta con pétalos”, pero connotar “amor”, “pasión” o “muerte”, dependiendo del contexto5.
Esta dualidad permite comprender cómo los signos participan en la construcción de sentidos que exceden su función inmediata, y cómo el lenguaje opera como vehículo privilegiado de valores, creencias y normativas sociales.
El texto y el lector
En obras posteriores como S/Z (1970) y El susurro del lenguaje (1984), Barthes se aleja del estructuralismo clásico para adentrarse en el pensamiento postestructuralista. En este nuevo enfoque, el texto deja de ser una estructura cerrada y pasa a concebirse como un espacio plural de significaciones.
El lector ya no es visto como un mero receptor, sino como un productor de sentido. “El nacimiento del lector debe pagarse con la muerte del Autor”6, afirma Barthes en su célebre ensayo, subrayando que el significado no está fijado por una intención autoral, sino que emerge en el acto de lectura.
Colofon: Los aportes fundamentales
La semiología de raiz saussuriana en continuidad con la barthesiana ofrece herramientas poderosas para desnaturalizar lo evidente y leer críticamente el mundo simbólico que habitamos. Entre sus principales aportes se destacan:
- La crítica al carácter supuestamente “natural” del lenguaje, revelando su dimensión social e ideológica.
- La posibilidad de analizar objetos culturales como textos portadores de ideología.
- La expansión del análisis semiótico a ámbitos no lingüísticos: moda, publicidad, fotografía, medios de comunicación, etc.
En síntesis, Barthes nos invita a sospechar de lo que parece obvio, a interrogar los signos que estructuran nuestras vidas, y a descubrir las narrativas ocultas que modelan nuestra experiencia cotidiana. Su pensamiento continúa siendo una brújula fundamental para quienes buscan comprender de modo critico la cultura contemporánea.