El filósofo Umberto Eco
(0) En 2006, antes de morir, Umberto Eco decía en una entrevista al diario La Stampa: "Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que antes hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Entonces eran rápidamente silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un Premio Nobel. Es la invasión de los imbéciles".
Advirtió también que la falta de categorización de la información en la cultura iba a ser un problema de gran confusión planeria que se iba a replicar de modo semejante a la Torre de Babel (en hebreo: מגדל בבל Migdal Babel; en griego antiguo Πύργος τῆς Βαβέλ, Pirgos tēs Babel). Umberto Eco ha sido una individualidad clarividente, cuya mente se anticipó a nuestros días de IA.
(1) De las palabras e ideas de Umberto Eco, me atrevo a señalar que un trabajador de las letras es alguien que genera nuevas actitudes para afrontar lo dado; estas actitudes se traducen en cambios, opciones vitales, que luego se manifiestan "habitus". Por ejemplo, un cultivador de uvas, cuando experimenta con un nuevo tipo de injerto (uvas blancas con rosadas), puede producir una nueva clase de sabor; en este caso, desarrolla cierta creatividad en forma de "cambio de actitud" con la vid.
(2) Mientras un académico en filosofía pasa su vida repitiendo la misma clase sobre Heidegger, como docente nunca será considerado un trabajador de las letras, porque no genera en sus alumnos el "cambio de actitud" en la incorporación de hábitos de aprendizaje —el deseo de saber.
(3) En analogía al trabajo con las vides, podemos decir que el hábito de aprender es la única dirección posible que el Autor tendría para "ser en el mundo", esto es, ser artífice de la palabra, alejándose de lo conocido y familiar que asocia la capacidad de aprendizaje con el rendimiento de mercado. Razón que busca el prestigio edicacional, la erudición académica o el título de graduación. Estas fantasías solo reproducen y priorizan la repetición y memorización de contenidos sin reflexión crítica ni creatividad en la construcción activa del conocimiento por parte del alumnado.
(4) Ahora bien, para contrarrestar la instrumentalización en la que el conocimiento se ha transformado en mercancía, la vía regia (el camino real) del "exitus" no es otra que el "deseo de saber", es decir, arrodillarse ante las letras de los cantantes. De estos versos surge la angustia que impugna la técnica reproductivista. Son los poetas quienes le dan palabra al devenir. -Esta empresa es ardua y difícil de lograr, pues la gran mayoría no logra alcanzar tal grado de abstracción (el concepto de angustia)-.
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(5) El semiólogo Umberto Eco nos invita a cuestionar y desafiar la actitud de fotocopia en la adquisición del conocimiento. Propone la autenticidad de las letras: el diario personal de la adolescencia. La literatura, el ensayo, la poesía como el camino. Modos de escrituras en que no se reciclan discursos, sino que, con audacia y originalidad, posibilita otras actitudes para enfrentar lo real.
(6) Asimismo, en sus escritos, UE nos muestra cómo la técnica reproductivista en educación reduce el aprendizaje a una simple memorización, dejando de lado la reflexión y la creatividad necesarias para la transformación personal y su correlato en lo colectivo. La razón instrumental —adquirida por la imposición de la lengua inglesa y la computación— mercantiliza nuestras capacidades, convirtiéndonos en un mero producto que se compra, en lugar de ser seres vivos dotados de una herramienta para la liberación, el cambio y "la realización del ser".
(7) En definitiva, volver a hacer la pregunta por el "deseo de saber" sería la subversión del sujeto, capaz de romper con la inercia de lo conocido a fin de generar el "cambio de actitud" que trasciende los límites de la erudición tradicional.
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